En el primer tópico de las "10 maneras de reducir al mínimo los fracasos y rehacerse de ellos" decíamos que hay que encontrar el equilibrio entre las aspiraciones y el realismo.
Por un lado trabajar sin exigencias es de poco valor o más bien le quita el valor agregado que uno espera encontrar en los demás o los demás en uno a la hora de concretar un proyecto.
Por otro lado, estas exigencias nos tienen que llevar a metas. La meta tiene que ser alcanzable, y por lo tanto la exigencia adecuada.
Como decía un autor amigo: "si picamos demasiado alto o pretendemos llegar de un tirón, el fracaso está programado". Entonces, ¿no hay que ambicionar metas muy altas? SI, y hay que hacerlo, siempre y cuando se establezca una gradación de objetivos parciales.
Hay que hacerlo paso a paso, no sólo avanzar por avanzar. Debemos desarrollar un camino personal de manera que nos permita evaluar el avance.
Repito: no hay que avanzar por avanzar. Cuando evaluemos nuestro andar y nuestro rendimiento tampoco seamos proteccionista. No juzguemos con excesiva severidad cada paso que damos. El caminar es un proceso que lleva tiempo. Y el avanzar es un proceso más largo aún.
Pero esto no quiere decir que nos conformemos con resultado inferiores a lo normal. Busquemos pautas estándar que han resultado en otros y tengámoslas como patrón.
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