Los que vienen siguiendo nuestros relatos recordarán el caso de Rosita. En éste, para ella el éxito dependía de lo que esperaba que manifestasen sus oyentes. Sin embargo, estos guardaron silencio con respecto a su exposición. Como no hubo manifestaciones de ninguna clase, Rosita consideró que había fracasado. Lo que ella hizo realmente fue depositar su autoestima en otras personas. Pero nosotros, siempre que podamos, haremos que la medida de nuestros éxitos sea independiente de los juicios de otras personas y también de la medida de la percepción que tengamos de dicho juicio. Entonces hay que tener en cuenta dos cosas: el juicio de terceros y la percepción que tengamos de ello. Por ejemplo en una entrevista de empleo tenemos que fijar nuestra mente en como resolvemos las preguntas. Para tener la mente libre tenemos que desentendernos del resultado, esto es si seremos elegidos o no. Haciendo este planteamiento nos emancipamos de la estimación de los demás, y además tendremos pistas de lo que deberíamos hacer de otra manera en el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario