Dese luego que hay que apuntar al éxito, si no para qué tanto esfuerzo. Y cuando el éxito se alcanza hay que celebrarlo. Pero si sólo eso es lo que nos importa, cuando tengamos una decepción o un dolor, difícilmente lo toleraremos. Un revés ocasional no nos debe marcar permanentemente.
Entonces es aconsejable fijarse en el proceso, y no sólo en el premio.
Dese el gusto de disfrutar la satisfacción de hacer bien el trabajo en todos sus detalles. Y concédase recompensas cada vez que haya superado alguno de los obstáculos que irán saliendo al paso.
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