Saber burlarse de sí mismo es la cualidad esencial del superviviente. Sí, aunque usted no lo crea. ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo encontramos el aspecto divertido de la situación? Tomando distancia de la misma, para poder contemplarla en perspectiva. Además la risa es salud, genera endorfinas que disminuyen el estrés, bajan la tensión, retrasan el camino hacia la vejez y alargan la vida. Es fácil burlarse y reírse de los apuros del pasado, pero pocas veces caemos en cuenta que si lo hacemos en el mismo y preciso momento en que las cosas nos suceden sería mucho más útil. La importancia de reírnos de nosotros mismos es que asumimos nuestras insuficiencias, pero sin el impacto negativo de la auto condenación. Por ello, nuestro estado de ánimo tiene la capacidad de rehacerse mucho más rápido y con más facilidad.
Arai Porâ: soluciones empresariales
En este blog trataremos de dar ideas que puedan resultar beneficiosas para tu empresa. Hemos tomado el punto particular de base el aspecto psicológico y emocional de las personas, ya que mucha teoría administrativa hay por ahí en la web, pero no tanto en este aspecto.
jueves, 26 de abril de 2012
martes, 17 de enero de 2012
8 - Mantenga un historial de reveses superado
Cuando se enfrenta a un nuevo reto lleno de confianza, ¿qué le hace decirse a sí mismo: "puedo conseguirlo"?
Generalmente es la experiencia. Uno recuerda cómo triunfó con problemas anteriores y tal vez de alguna manera hayan sido parecidos. Este es nuestro ancla, la referencia a la que tenemos que remitirnos, y es está la que nos da la fe de que saldremos airosos del nuevo desafío. Recomendación: llevar un diario en donde dejemos constancia de los retos superados, y cada una de las realizaciones de la jornada por pequeñas que sean o parezcan.
Pero también este registro lo usaremos para consignar los pasos atrás que debemos dar para eludir inconvenientes y contrariedades.
¿Por qué llevar esto al papel? Porque sirven para adoptar un planteamiento de resolución de problemas y nos corrobora en el desempeño. En los momentos de dificultad que surjan en el futuro podremos siempre acudir a ese historial en que nos hemos mostrado capaces de superar incluso los reveses más duros.
Generalmente es la experiencia. Uno recuerda cómo triunfó con problemas anteriores y tal vez de alguna manera hayan sido parecidos. Este es nuestro ancla, la referencia a la que tenemos que remitirnos, y es está la que nos da la fe de que saldremos airosos del nuevo desafío. Recomendación: llevar un diario en donde dejemos constancia de los retos superados, y cada una de las realizaciones de la jornada por pequeñas que sean o parezcan.
Pero también este registro lo usaremos para consignar los pasos atrás que debemos dar para eludir inconvenientes y contrariedades.
¿Por qué llevar esto al papel? Porque sirven para adoptar un planteamiento de resolución de problemas y nos corrobora en el desempeño. En los momentos de dificultad que surjan en el futuro podremos siempre acudir a ese historial en que nos hemos mostrado capaces de superar incluso los reveses más duros.
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martes, 12 de abril de 2011
7 - No lo tome como una cuestión personal
Uno de los problemas más corrientes, y también más desafortunados que hay, es tomarse los reveses y los fallos como cuestiones personales, como si algo anduviera mal en nosotros. Pocas veces nos ponemos a pensar que son invitaciones a cambiar nuestra conducta. Llega un punto en que comenzamos a mirarnos como fracasados, y no como personas que han tenido un fracaso, que es en definitiva lo que realmente sucede. Por tanto, es importante poseer la capacidad para aprender de nuestros errores, pero nunca caer en la pérdida de autoestimas. Si el error viene acompañado de la pérdida de autoestima, jamás podremos aprender y salir adelante.
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martes, 27 de julio de 2010
6 - Abandone la noción de que sólo vale la pena jugar la partida para ganar.
Dese luego que hay que apuntar al éxito, si no para qué tanto esfuerzo. Y cuando el éxito se alcanza hay que celebrarlo. Pero si sólo eso es lo que nos importa, cuando tengamos una decepción o un dolor, difícilmente lo toleraremos. Un revés ocasional no nos debe marcar permanentemente.
Entonces es aconsejable fijarse en el proceso, y no sólo en el premio.
Dese el gusto de disfrutar la satisfacción de hacer bien el trabajo en todos sus detalles. Y concédase recompensas cada vez que haya superado alguno de los obstáculos que irán saliendo al paso.
sábado, 3 de julio de 2010
5 - Ponerlo en perspectiva
Cuando vivimos una situación, y "no nos va bien", la sensación de haber fracasado nos parece lo más grave del mundo. Entonces en ese momento, y antes de caer en la desesperación y la desesperanza, tenemos que hacernos la siguiente pregunta: esto que me pasa hoy, ¿tendrá tanta importancia dentro de diez años?
Y antes de responder la pregunta cabe hacer una pequeña reflexión. Considere ocasiones anteriores en que creyó haber fracasado.
¿Realmente fueron tan desesperadas como parecieron entonces?
¿Y los testigos, cree que lo han juzgado por ello?
Analice: Usted mismo, ¿dedica su tiempo a vigilar los fallos de los demás para tenerlos en cuenta toda la vida?
Por supuesto que no. Lo más probable es que incluso las veces que nos pareció quedar en ridículo apenas se fijase nadie y además lo habrán olvidado desde entonces.
Y antes de responder la pregunta cabe hacer una pequeña reflexión. Considere ocasiones anteriores en que creyó haber fracasado.
¿Realmente fueron tan desesperadas como parecieron entonces?
¿Y los testigos, cree que lo han juzgado por ello?
Analice: Usted mismo, ¿dedica su tiempo a vigilar los fallos de los demás para tenerlos en cuenta toda la vida?
Por supuesto que no. Lo más probable es que incluso las veces que nos pareció quedar en ridículo apenas se fijase nadie y además lo habrán olvidado desde entonces.
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jueves, 13 de mayo de 2010
4 - Establecer nuestros propios criterios de lo que es un trabajo bien hecho
Los que vienen siguiendo nuestros relatos recordarán el caso de Rosita. En éste, para ella el éxito dependía de lo que esperaba que manifestasen sus oyentes. Sin embargo, estos guardaron silencio con respecto a su exposición. Como no hubo manifestaciones de ninguna clase, Rosita consideró que había fracasado. Lo que ella hizo realmente fue depositar su autoestima en otras personas. Pero nosotros, siempre que podamos, haremos que la medida de nuestros éxitos sea independiente de los juicios de otras personas y también de la medida de la percepción que tengamos de dicho juicio. Entonces hay que tener en cuenta dos cosas: el juicio de terceros y la percepción que tengamos de ello. Por ejemplo en una entrevista de empleo tenemos que fijar nuestra mente en como resolvemos las preguntas. Para tener la mente libre tenemos que desentendernos del resultado, esto es si seremos elegidos o no. Haciendo este planteamiento nos emancipamos de la estimación de los demás, y además tendremos pistas de lo que deberíamos hacer de otra manera en el futuro.
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lunes, 26 de abril de 2010
La contrariedad como fracaso
Sigamos viendo qué le pasó a Rosita (en el ejemplo que dimos algunas semanas atrás).
¿Cómo es posible que el juicio de Rosita se apartara tanto de la realidad? El primer error que ella comete, con lo que tiene que ver con su autoestima, fue concederle tanta importancia a la reacción de sus oyentes.
Ella tenía que dar una presentación y le dio un rango de trascendencia. Para ellos, los oyentes, no fue sino un evento más de una reunión larga y tediosa. Todos los que hemos actuado en cargos gerenciales sabemos que la primer hora es agradable, pero luego uno se cansa y ya no lo es tanto. Y ella interpretó los semblantes inexpresivos y la ausencia de preguntas como un fracaso por su parte, cuando en realidad eran producto de una agenda demasiado cargada y una desatención por parte de los presentes. Lo que se quedó demostrado en la sequedad del agradecimiento y la invitación a abandonar la reunión enseguida.
Lo paradójico es que, si los consejeros se hubiesen dado cuenta de la dificultad que representaba el encargo de Rosita, a lo mejor habrían agradecido más expresivamente el esfuerzo. Pero lo único que vieron fue una ejecutiva joven que despachaba con eficiencia una explicación rutinaria. La misma fue tan clara y tan completa, que hizo innecesaria cualquier intervención o cualquier turno de preguntas al final de la misma.
El segundo error de Rosita fue exigirse demasiado a sí misma. Ella sólo se permitía la perfección., exagerando fuera de toda medida cualquier pequeño fallo. Tal vez un fallo en que no había reparado nadie más.
Cosas así nos pasan todos los días. Este tipo de equívocos es más usual de lo que creemos. Vemos fallos en donde no ha pasado nada, sentidos el dolor de la humillación, y procuramos en adelante evitar cualquier experiencia de ese orden.
Por supuesto que no todos los reveses son producto de percepciones equivocadas. Todos estamos expuestos a cometer errores inequívocos, innegables. Pero la sensación de fracaso es algo que añadimos por nuestra propia cuenta. Incluso cuando vivimos una auténtico revés no conseguimos verlo como un reto para volver a empezar, o una invitación a cambiar de línea de conducta. Quedamos convencidos de que el fallo está dentro de nosotros.
Entonces vivimos con el afán de no repetir la experiencia, por el simple hecho de querer evitar y reducir la futura incidencia en nuevos errores semejantes. Pero si continuamos así llegaremos al extremo de no querer asumir nunca ningún riesgo ni ensayar nada nuevo. Esta situación, claramente, no conduce a ningún logro, y se torna ruinosa para la confianza en uno mismo.
Además, no tiene sentido empecinarse en la línea que conduce al fracaso. Así que necesitamos una estrategia que, además de reducir la incidencia de los reveses innecesarios, nos proporcione recursos para asumirlos positivamente en caso de que se produzcan. Por eso es nuestra tarea tratar de ir orientando desde este blog que cosas podemos poner en práctica.
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