Las situaciones de la vida admiten más de un punto de vista, y esto es algo que todos sabemos.
También las situaciones del ámbito profesional no dejan de escapar de esto.
¿Qué les quiero decir? Que ante cualquier acontecimiento siempre podemos cambiar nuestro punto de vista. Y esto no es cuestión de falta de principios o de inestabilidad. Es la necesidad de llegar a un punto de apoyo para rehacernos.
Entonces cabe hacerse algunas preguntas:
- ¿De qué otra manera podríamos considerarlo?
- ¿Qué opciones tengo?
- ¿Qué cosas nuevas he aprendido de esta experiencia?
- ¿Cómo lo haré mejor la próxima vez?
Hacernos estas preguntas cada tanto o frente a cada situación, nos exigen que les demos una respuesta. Estas respuestas no encaminaran hacia una reacción positiva frente a la dificultad.
¿Podemos agregar otras preguntas? Por supuesto. Pero tienen que ser del género correcto. Tienen que ser preguntas que nos ayuden a progresa. Si nosotros nos quedamos cavilando sobre las ruinas, estaríamos cometiendo un error, no estaríamos en lo correcto.
Preguntas tales como: "¿en qué me he equivocado?", me deja mirando hacia atrás.
Hay que reformular la cuestión y decir: "¿qué voy a hacer de manera distinta en adelante?", y así miramos al futuro.
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