sábado, 27 de febrero de 2010

La contrariedad como fracaso

La contrariedad se vive como un fracaso, y  la experiencia del fracaso da rienda suelta a un montón de pensamientos negativos. Cada vez que tengamos un reto similar al que el que propició el fracaso, nos resistiremos a enfrentarlo. Nos protegemos de esa manera de volver a pasar por una experiencia igual. Y a la vez comenzamos a imaginar que el resto de las personas están observando nuestra ineptitud, nos juzgan y nos condenan.
Es tan triste como cierto: el fracaso deja más huellas y además huellas más profundas que los éxitos. Si una conducta es percibida como una metedura de pata, la misma hace dudar de uno mismo anulando incluso toda una larga serie de victorias.
El fracaso, ¿qué es en realidad? Vistos en forma positiva, los fracasos no son sino simples contrariedades que se nos presentan en el camino, son retos que debemos superar.
Veamos algunos ejemplos:
·        *  Recibimos un encargo pero nos plantea un problema imprevisto.
·        *  Necesitamos financiamiento adicional pero nos deniegan el crédito.
·         * Se produce una vacante a nivel superior pero prefieren a otro candidato,
·         * Perdemos un contrato importante.
·         * Se reestructura la empresa y  nuestro puesto de trabajo figura entre los que desaparecen.
Vemos los dos primeros ejemplos y considerémoslos como retos. Y  si son retos, ¿Por qué también los demás? Desde luego que no conseguir un ascenso sí reviste mayor carácter de revés personal y rechazo. Si se pierde el empleo repercute y se complica con la posible inminencia de cambios en la vida de uno, cambios que además pueden volverse profundos. Pero si los miramos desde la perspectiva correcta, todos ellos son desafíos. Ninguna de estas contrariedades o “fracasos” son motivo valedero para tirar la toalla.
La verdad es que el juez más severo con respecto a nuestra actuación somos nosotros mismos. Los indicios para el veredicto que tanto va a repercutir en nuestra autoestima muchas veces suele ser muy débil.

lunes, 15 de febrero de 2010

3 - Barajar varios puntos de vista

Las situaciones de la vida admiten más de un punto de vista, y esto es algo que todos sabemos.
También las situaciones del ámbito profesional no dejan de escapar de esto.
¿Qué les quiero decir? Que ante cualquier acontecimiento siempre podemos cambiar nuestro punto de vista. Y esto no es cuestión de falta de principios o de inestabilidad. Es la necesidad de llegar a un punto de apoyo para rehacernos.
Entonces cabe hacerse algunas preguntas:
- ¿De qué otra manera podríamos considerarlo?
- ¿Qué opciones tengo?
- ¿Qué cosas nuevas he aprendido de esta experiencia?
- ¿Cómo lo haré mejor la próxima vez?
Hacernos estas preguntas cada tanto o frente a cada situación, nos exigen que les demos una respuesta. Estas respuestas no encaminaran hacia una reacción positiva frente a la dificultad.
¿Podemos agregar otras preguntas? Por supuesto. Pero tienen que ser del género correcto. Tienen que ser preguntas que nos ayuden a progresa. Si nosotros nos quedamos cavilando sobre las ruinas, estaríamos cometiendo un error, no estaríamos en lo correcto.
Preguntas tales como: "¿en qué me he equivocado?", me deja mirando hacia atrás.
Hay que reformular la cuestión y decir: "¿qué voy a hacer de manera distinta en adelante?", y así miramos al futuro.

jueves, 28 de enero de 2010

Ejemplo de una contrariedad profesional

A los tres meses de su incorporación a un nuevo empleo se le pidió a Rosita que realizase una presentación importante para una importante junta del consejo de administración.
En su empleo anterior sólo había realizado una o dos presentaciones de nivel mucho más modesto, motivo por el cual estaba no poco nerviosa .
Preparó y ensayó concienzudamente su tema y comprobó que las ayudas visuales y los equipos funcionasen a la perfección.
Su exposición, aunque un poco tensa, fue bastante competente.
Los consejeros la escucharon sin hacer ningún comentario y cuando hubo terminado, el presidente le dio las gracias con breves palabras.
Luego, como había otros asuntos que tratar, le dijeron que podía retirarse.
Desde cualquier punto de vista objetivo Rosita había cumplido con eficiencia y profesionalidad, pero ella salió de la experiencia convencida de que había sido un desastre y de que acababa de de demostrar su incompetencia frente a toda la plana mayor.
La perspectiva de tener que hacer otra vez algo parecido en el futuro la aterrorizaba y la creencia de haber fracasado en esa oportunidad perjudicó notablemente su confianza en general.

jueves, 14 de enero de 2010

2 - Reconocer la importancia de la actitud

Siguiendo con el análisis de las "10 maneras de reducir al mínimo los fracasos y rehacerse de ellos", en esta oportunidad vamos a hablar de la actitud.
Numerosos estudios han demostrado que la actitud tiene un efecto importantísimo sobre el rendimiento. La actitud es un factor que podemos controlar, y este control lo podemos ejercer en cualquier situación en que nos encontremos.
Hay que estar muy atento, y evite la tendencia que todos tenemos a contemplarnos como una pobre víctima a quien las circunstancias agobian.
Hay que tener un papel profesional frente a las circunstancias y debe asumir de manera competente que usted sabe controlar las situaciones.
La clave reside en que usted debe en forma creativa y constructiva acercarse a los problemas.
Interiorice esta idea: de que usted llega a enfrentarse al problema sabiendo que siempre conseguirá encontrar una solución.
Esto se traducirá en actitudes que serán fácilmente percibidas, reconocidas y valoradas por las personas que lo rodean.

martes, 12 de enero de 2010

1 - Encontrar el equilibrio entre las aspiraciones y el realismo

En el primer tópico de las "10 maneras de reducir al mínimo los fracasos y rehacerse de ellos" decíamos que hay que encontrar el equilibrio entre las aspiraciones y el realismo.
Por un lado trabajar sin exigencias es de poco valor o más bien le quita el valor agregado que uno espera encontrar en los demás o los demás en uno a la hora de concretar un proyecto.
Por otro lado, estas exigencias nos tienen que llevar a metas. La meta tiene que ser alcanzable, y por lo tanto la exigencia adecuada.
Como decía un autor amigo: "si picamos demasiado alto o pretendemos llegar de un tirón, el fracaso está programado". Entonces, ¿no hay que ambicionar metas muy altas? SI, y hay que hacerlo, siempre y cuando se establezca una gradación de objetivos parciales.
Hay que hacerlo paso a paso, no sólo avanzar por avanzar. Debemos desarrollar un camino personal de manera que nos permita evaluar el avance.
Repito: no hay que avanzar por avanzar. Cuando evaluemos nuestro andar y nuestro rendimiento tampoco seamos proteccionista. No juzguemos con excesiva severidad cada paso que damos. El caminar es un proceso que lleva tiempo. Y el avanzar es un proceso más largo aún.
Pero esto no quiere decir que nos conformemos con resultado inferiores a lo normal. Busquemos pautas estándar que han resultado en otros y tengámoslas como patrón.

miércoles, 6 de enero de 2010

10 MANERAS DE REDUCIR AL MÍNIMO LOS FRACASOS Y REHACERSE DE ELLOS

La posibilidad del fracaso existe en todos los aspectos de la vida, y por supuesto también en el ámbito empresarial. Ya sea que se refiera a nuestra propia postura dentro de una organización como a la organización misma.
Al decir "reducir al mínimo" hacemos referencia al impacto psicológico que ello provoca para iniciar nuevos proyectos, o reencausar en los que ya venimos trabajando.
Por ello hay que estar preparado si esto llega a suceder.
En mis años de estudio, de análisis de empresas y en mi vida personal, he visto y recogido algunos aspectos a tener en cuenta para salir, si bien a veces no en forma rápida, por lo menos sí listos para el próximo desafío.
En esta oportunidad citaremos estos aspectos, los cuales iremos desarrollando sucesivamente.
1. Encontrar el equilibrio entre las aspiraciones y el realismo.
2. Reconocer la importancia de la actitud.
3. Barajar varios puntos de vista.
4. Establecer nuestros propios criterios de lo que es un trabajo bien hecho.
5. Ponerlo en perspectiva.
6. Abandone la noción de que sólo vale la pena jugar la partida para ganar.
7. No se lo tome como cuestión personal.
8. Mantenga un historial de reveses superados.
9. Sentido del humor.
10. Recuerde que rehacerse de los fracasos es vital para alcanzar realizaciones.

Espero que esto les sirva para ir pensando y nos vemos la próxima.